Las más ocurrentes ideas pasan grandes ratos en penumbra y nadie puede verlas. Se encienden cuando ellas quieren y tú menos lo esperas. Publicado en Fantasía, TCL, dic. 19.
Ideas en penumbra
La electricidad acababa de irse a un lugar probablemente más cómodo y nadie encontraba las velas pues, sin su resplandor, resultaba complicado. Alguien volvió a presionar inútilmente -y solo por inercia- el interruptor, para comprobar, una vez más, cómo la fuerza de la costumbre empuja a la sinrazón.
Sí. Estábamos completamente a oscuras.
Justo en ese momento, la luz que a veces irradia cada mente en apuros, empezó a brillar en forma de halo encima de cada uno, uniéndose y así creando una luminosidad desconocida hasta entonces. Comenzaron a surgir ideas que a la claridad del día nunca se hubieran visto. ¡Qué esplendor emana de la oscuridad más negra! Todos los sentidos cobraron vida, incluso el del humor, intensificado, además del común. Se escucharon carcajadas de mal imitador de monstruo de las tinieblas, además de tropiezos con un cable, seguidos de más risas. Empezamos a inventar juegos e historias que, aunque más fantásticas que reales, bien podrían llegar a serlo y nos mostramos más nítidos que nunca.
Hasta que, de pronto, un estallido repentino de electricidad apagó todas las ideas, devolviéndonos la invisibilidad. Regresamos a las tareas, cada uno con su máscara, protegiéndonos de la claridad.